Chapter 14
Capítulo 14
-Me he enterado de que Pedro estaba herido, así que vine a visitarlo, ¡pero no me malinterpretes, Bella!
Anna se apresuró a explicar como si parecía recordara algo.
-Es porque ahora tengo un documento que necesita la firma de Pedro, fui a su oficina, Miguel me enteró de su lesión, no fue Pedro quien tomó la iniciativa de decirmelo.
Bella todavía no había dicho nada, Anna ya le dijo que no la malinterpretara. ¡Qué ridículo! Bella dijo llevando una sonrisa: – Señorita García, te dio una pequeña sugerencia: si no quieres que otras personas te malinterpreten, no hagas cosas que causan malentendido. Por ejemplo, si sabes que ese hombre tiene esposa, no vayas sola a su casa sin que su mujer te invite. Incluso cuando vayas a casa de otra persona, tienes que tener la autoconciencia de un invitado y mantener la mínima distancia social cuando te sientes al lado del marido ajeno. Ante su ironía, Anna se enrojeció ligeramente y se apresuró a sentarse hacia el borde del sofá.
-Bella, yo… Anna quería continuar explicando.
-No me llames tan íntimamente,
la interrumpió Bella-, no estoy familiarizado con la señorita García hasta el punto de que puedes llamarme directamente con el nombre sin el apellido. Si no quieres llamarme señora Romero, por favor, llámeme también señorita Fernández.
Bella, no te pases. -Pedro le advirtió. Original from NôvelDrama.Org.
Simplemente, Bella le ironizó a Anna, Pedro ya empezó a defenderla, así que Bella dijo con una sonrisa fría: ¿Qué palabra he dicho mal? ¿Por qué tengo que hablo con moderación?
Pedro, Ana… Sra. Romero, no se equivoca, en realidad soy yo quien no prestó atención a estos detalles.
Aunque Anna estaba avergonzada, no se olvidó de detener suavemente a Pedro para que no se enfadara.
-Señora Romero, no te enfades, me iré ahora mismo. -Diciendo eso, Anna se levantó para
irse.
No es necesario. -Bella la detuvo, ¡Soy yo quien debe irse!
-¡Bella! -Pedro le gritó.
.
Sin embargo, Bella no le hizo caso, y con su bolsa salió directamente por la puerta. El accidente de tráfico de anteayer había dado un gran susto a Bella, así que optó por coger un taxi.
La casa de su abuelo estaba cerca a las afueras, y Bella tardó casi una hora en llegar. Cuando vio
a su robusto abuelo regando en el patio, Bella se puso los ojos rojos y lloró a lágrima viva. -Abuelo…- Lo llamó sollozando con mucha emoción.
-Bella, ¿por qué lloras?
Alberto tiró la regadera y rápidamente se acercó a su preciosa nieta.
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Bella le echó mucho de menos y se sentía muy arrepentida, incapaz de pronunciar ni una palabra, sólo llorando entre el abrazo cálido del abuelo. Era realmente estupendo volver a ver al abuelo.
Ella no tenia padre, y había vivido con su madre en casa de su abuelo desde que nació, también adoptó su apellido. Desde pequeña, su abuelo le cogía mucho cariño y la mimaba, y satisfacía todas sus peticiones. Sin embargo, en su última vida, su abuelo se preocupaba mucho por ella. Incluso cuando su abuelo falleció, ella no llegó a verlo por última vez
-¡Bella, ¿qué te ha pasado? ¿Pedro te ha entristecido?
Alberto estaba hecho como una furia y le daba mucha lástima. Sabía que su nieta Bella siempre era orgullosa y arrogante, y fácilmente no lloraría a menos que hubiera sufrido muchos agravios.
Bella dejó de llorar lentamente, sacudiendo la cabeza con los ojos enrojecidos, respondió: No, es que te echo demasiado de menos al abuelo.
-Esta niña, escuchando sus palabras, Alberto estaba un poco enfadada y divertida-, si me echas de menos, vuelve en cualquier momento, ¿por qué lloras así? ¿De verdad no estás llorando por lo de Pedro?
-¡No! Él no es el centro en mi vida, ¡solo te extraño! -Bella lo negó.
Viendo el familiar capricho en la cara de su nieta, Alberto finalmente se tranquilizó y le dijo:
-¡Bien, está bien que eches de menos al abuelo, entonces hoy acompañame bien.
-Está bien. Le respondió
Entonces, durante el resto del día, Bella se apegó a Alberto, acompañándole a regar las flores, practicar Taichi y practicar caligrafía. Aunque Alberto estaba muy contento de que su nieta pudiera acompañarle así, sabía claramente que se había provocado un problema entre Bella Pedro. De lo contrario, ni siquiera habría mencionado el nombre de Pedro en todo el día. Pues, Alberto no pudo evitar preguntarle otra vez.
-Bella, cuéntame, qué te ha pasado con Pedro.
y
Bella preguntó en tono desatento mientras estaba moliendo la tinta: -Abuelo, si me divorcio de Pedro, ¿me apoyarás?
-¡¿Divorciarte?! -Alberto se quedó sorprendida oyendo eso.
A su propia nieta le gustaba Pedro hasta el punto de que él, como abuelo, tenía envidia, ahora resultó que quería ella divorciarse.
-¿Pedro te ha intimidado? ¡Voy a ajustar cuentas con él!
-¡No, no! -Negó Bella enseguida.
En la opinión de su abuelo, ella y Pedro eran una pareja amorosa, no había razón para un divorcio, por eso Bella le hizo esta pregunta tentativamente.
Al ver a su abuelo tan enfadado, se apresuró a consolarlo: -¡Sólo estoy bromeando!
-¡No bromees asi!
-¡Lo sé!
Durante la cena, Bella salivaba ante los diversos manjares que había en la mesa. -¡Vaya, tantas comidas deliciosas! ¡Debo comer cualquiera que me apeteciera! Escuchando eso, su abuelo se mostró muy amable y le dijo: – vuelves a ser un gatito glotón, ¿ no estás a dieta?
Bella sacudió la cabeza mientras metía un trozo de costilla de cerdo en la boca. Le contestó: -j No estoy perdiendo peso!
Así es, estás tan delgada, pero sigues gritando todo el día que quieres adelgazar.
Los dos estaban conversando con alegría, de repente Bella oyó un ruido desde fuera, giró la cabeza y demudó de color enseguida